sábado, 9 de abril de 2011

OJOS

Hay gente que lo tiene claro: MI PUEBLO ES EL MEJOR, LO MEJOR... Y da igual de lo que hables o el tema que salga a conversación, "El mejor vino, el de mi pueblo... el mejor queso, el de mi pueblo... el mejor chorizo, el que hacen en mi pueblo... las mejores fiestas, las de mi pueblo... el mejor futbolista, uno que es de mi pueblo... las chicas más guapas y simpáticas, las de mi pueblo... la iglesia más bonita, la de mi pueblo... los mejores paisajes, los de mi pueblo, claro... el mejor boticario, el de mi pueblo... no sé nada de la historia de Roma, pero el general Marco Aurelio Tontutum era de mi pueblo, y fue muy famoso y le conocen en todo el mundo, ¿tú no? pues era de aquí, de mi pueblo..."

Menos mal que eso no nos pasa a los que somos de Fuenlabrada. Es una suerte, sí, porque de esta manera dondequiera que vayas te parece todo más bonito, mejor que nuestro pueblo... No es que no nos guste Fuenlabrada. No. No es eso. Lo que sucede es que para nosotros no es un trauma tener que irse a otros sitios. Y es que, joder, si en tu pueblo tenéis la mejor comida, las mejores fiestas, las mejores chicas, el mejor clima, etc. debe ser un trauma alejarse de allí un minuto, y ni te cuento si te has visto obligado, por el motivo que sea, a tener que emigrar de aquella Arcadia... Porque ¿qué puede hacer que alguien quiera marcharse de un pueblo así, tan guay? Me resulta incomprensible, enigmático cuanto menos.

... Todo esto era una pequeña reflexión que hacía ayer para mis adentros según iba caminando por el paseo de la chopera de Alcobendas. Estaba allí para presentar un libro, eso ya lo sabéis los que seguís un poco el blog o me conocéis en persona. Los que no lo seguís ni me conocéis, ni lo sabíais ni os importará, supongo. Me hago cargo, pero ese es otro tema...

Pues bueno, como decía, iba ayer pensando yo esto mientras caminaba porque, aunque nunca antes había estado en Alcobendas, el ambiente, la gente, los edificios, TODO, era exactamente igual que en Fuenlabrada. Me parecía todo clónico. Supongo que alguien que llegara a Alcobendas desde otro lugar que no sea Fuenlabrada pensaría, "Pues vaya mierda Alcobendas". Pues no. Error. No tienes ni idea, pueblerino, provinciano: Alcobendas mola. Porque ¿qué hemos aprendido los de Fuenlabrada acerca de qué es lo que vale, lo que cuenta de verdad en una ciudad para que mole o no? ¿sus monumentos? ¿sus museos? ¿sus edificios barrocos? ¿su catedral gótica? ¿sus productos regionales? No, no, no. Nada de eso. Claro que no. La cosa está en la gente que vive allí, en la gente que te encuentras en el día a día, tus amigos, tus vecinos, los desconocidos que te pueden echar una mano en un momento dado o viceversa. Y ayer yo me encontré con lo mejor de Alcobendas.

No quiero hacer una crónica del acto porque no soy cronista y porque me siento incapaz de escribir nada medianamente interesante. Prefiero quedarme con recuerdos, ráfagas mentales, de lo que viví ayer. Algunos detalles de muestra: la presentación emotiva y honesta de Ricardo Bórnez, la paciencia y erudición de Eduardo Andradas acerca de todo lo relacionado con la Guerra Civil Española (¡Chapeau colega!), la simpatía de todos los asistentes, los comentarios que me hicieron después, interesantísimos, el detalle de que nos tuvieron que echar del centro porque había tantas preguntas e historias que comentar que se nos acabó el tiempo. Menos mal que a los que me lo pedisteis os dejé mi correo electrónico para seguir la conversación por esa vía. Espero vuestro mensajes... Otros detalles que me llevo son la charla en el bar Díaz con mi amiga Paz Hernández, a quien agradezco que quisiera acompañarme, sobre temas que a los dos nos tocan, la paciencia de Ricardo con mis bromas (tampoco hice muchas), el encontrarme luego, en otro bar, con Pepe Ramos, Dani Orviz, Rafael Sarmentero y Bárbara Butragueño (una pena no haber llegado a tiempo a vuestro recital...), que Tania viniera conmigo e hiciera de fotógrafa (la foto de arriba es suya)...

Por eso, a todos vosotros que compartisteis de alguna manera el día conmigo, os recuerdo hoy en vuestros ojos. Veo vuestros ojos nada más si cierro los míos. Un poco al estilo de estos "ojos" que describe uno de los poemas que leí ayer:


OJOS

Ojos de hombres corriendo, cayendo, chillando
ojos de hombres gritando, sudando, sangrando
los ojos de los miedosos, aquellos de los tristes
los ojos de los exhaustos, y aquellos de los locos.

Ojos de hombres pensando, confiando, esperando
ojos de hombres amando, maldiciendo, odiando
los ojos de los heridos empapados de sangre
los ojos de los desahuciados y de los muertos.

(Anónimo)

Hablando de leyendas: Poemas escritos por brigadistas internacionales de las Islas Británicas que participaron en la Guerra Civil Española,  Edición de Jim Jump, Antonio DíezDavid González  (Ed. Baile del Sol, Tenerife 2009).

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