miércoles, 20 de abril de 2011

CIUDADES

Uno llega a una ciudad. Está unas horas, unos días o incluso algunos años. Se pasea por allí, habla con gente, mira cosas, ve cosas, hace cosas. Pasado el tiempo decide marcharse. Pero no. No se puede elegir cuándo marcharse de una ciudad. No se puede abandonar según qué ciudades tan fácilmente: Yo sigo en Logroño. Sigo en Valencia. Sigo en Granada. Sigo en Barcelona. Sigo en Castro de Fuentidueña provincia de Segovia. Sigo en Viena, en Nottingham, en Manchester y en tantos otros sitios...

5 comentarios:

  1. Esta reflexión tuya me ha hecho recordar este verso de Kavafis "La ciudad irá en ti siempre"

    Un saludo.

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  2. gracias Ilkhi... en mi caso más que la ciudad en sí me interesa lo urbano, es decir, todo aquello que la ciudad intenta controlar y no siempre puede... saludos!

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  3. a veces, cuando se me pasa la embriaguez de la novedad, me da la sensación de que todas las ciudades son iguales...

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  4. Es curioso, pero hace no mucho escribí algo parecido sobre todas las ciudades donde vivimos y que llevamos luego con nosotros o donde dejamos parte de nuestras raíces, que viene a ser lo mismo.

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  5. Escribió Machado (Antonio):

    "Tuvo mi corazón, encrucijada
    de cien caminos, todos pasajeros,
    un gentío sin cita ni posada,
    como en andén ruidoso de viajeros.

    Hizo a los cuatro vientos su jornada
    disperso el corazón por los senderos
    de clara tierra y piedra aborrascada,
    y la suerte, en el mar, de cien veleros."

    Entiendo lo que dices, aunque me exilié de unas cuantas ciudades, éstas no murieron, van conmigo, mi corazón las lleva. También me sucede algo peligrosamente similar con unos cuantos nombres de muje que van conmigo, también mi corazón los lleva.

    Salud hermano, muy buena entrada.

    Grandole Vila Morena.

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