- Antonio, ha sido elegido en un sorteo ante notario para representar a todos los madrileños. Usted y solo usted hará realidad el sueño de todos los habitantes de esta región: que se instale un macrocomplejo de casinos en Alcorcón.
- ¿Cómo dice?
Es raro descolgar el teléfono y que alguien te suelte todo eso, así, de repente. Al menos para mí era una cosa extraña.
- Lo que oye
- Pero es que no le he comprendido. ¿Quién es usted?
- Soy el secretario del subsecretario de la subdelegación de industria de la consejería de administraciones públicas de la Comunidad de Madrid
- Es un placer
- ...
- ¿Qué quieren de mí?
- Como le iba diciendo, es usted afortunado: el magnate del juego y el vicio estadounidense Sheldon Cooper Adelson ha decidido que instalará su megaconstrucción en nuestra zona si un madrileño, elegido al azar entre todos los censados, cumple uno de sus deseos sexuales. Una perversioncilla de nada.
- ¿Y?
- ¡Que usted, querido conciudadano, ha resultado elegido!
- ¿Yo?
- ¡Usted, don Antonio!
- Pero si yo ni hago quinielas ni juego a nada, a mí qué más me da
- Le da, le da, porque, ¿usted busca trabajo?
- No
- ¿Alguien de su familia busca trabajo?
- No sé. Creo que no.
- ¿Alguien que usted conozca busca trabajo?
- Sí, mucha gente
- Pues gracias a usted podrán ser crupieres
- ¿El qué?
- Un trabajo que hay en los casinos
- ¿Y en qué consiste?
- No lo sé, da igual. Es un trabajo.
- Ya
- ...
- ...
- ¿Entonces?
- ¿Entonces qué?
- Que si acepta usted el encargo que han depositado en usted los madrileños
- No
- ¿Cómo que no? ¡Pero si aún no sabe lo que es!
- Ni me importa
- ¿Acaso no sabe usted que...?
Colgué.
- Antonio, cariño, ¿quién era?
- No sé. Un subsecretario de no sé qué.
- ¿Y qué le has dicho?
- Nada. Que no estamos para bromas.
- ¡Ven, corre, que están diciendo algo importante en la televisión!
- ¿Qué es eso?
- Están llamando en directo a gente al azar para no sé qué proyecto en Alcorcón.
- ¡No me digas!
- ¡Sí! Y están llamando a tu jefe... Hace un minuto, un gilipollas que no se enteraba de nada, ha rechazado la oferta... ¡Qué imbécil!
- ¿Mi jefe dices?
- Sí, ¡Y ha aceptado! ¡Suerte que tiene el tío!
- ¿Qué ha aceptado?
- Una marranada. Con el oligarca ése americano como-se-llame, además. Asqueroso. Pero qué importa: gente de su familia va a poder ser crupier. Lo han dicho por la tele.
- Ah. Ok. ¿Cambiamos ya?
- Espera...
- Cambia de canal, por favor
- Espera, coño, desde luego qué aguafiestas eres... Seguro que si te hubieran llamado a ti lo habrías rechazado o algo peor, seguro que terminarías haciendo el ridículo
- Seguro que sí, cómo me conoces...
¡Qué jodida maravilla de texto!
ResponderEliminarCiertamente, la situación con Mr. Adelson es muy fuerte, hoy en día al parecer hay que sentirse halagado por haber sido elegido para que te den, y además agradecerlo en idioma extranjero.
ResponderEliminar