- ¡Antonio! Han venido un par de tipos sospechosos preguntando por ti. Dos matones.
- ¿Dos matones?
- Les dije que no estabas, pero no me han creído... Han entrado en casa, han revuelto todo... ¡Me han pegado, Antonio! También se han llevado tu foto con Gene Simmons, el de los Kiss... Han prendido fuego a la cortina, casi incendian todo. Y han dicho que volverían. He pasado mucho miedo, Antonio...
- ¿Mi foto con el cantante de los Kiss? ¡Qué cabrones! ¿Y qué han hecho con ella, la han roto también?
- No. No lo sé... Se la han llevado simplemente... Y a mí me han pegado, Antonio. Uno de ellos me ha dado un puñetazo en el estómago para entrar en casa, me han pisado y luego, mientras destrozaban todo lo que encontraban, me han insultado, me han humillado... Ha sido horrible...
La foto de marras |
- No lo sé, Antonio... Yo estoy muy mal. Estoy sangrando. Lo mejor es que no vengas por aquí en un tiempo, te van a matar...
- ¡Mi foto de Kiss! ¡Qué hijos de puta! Eso no sé si se lo podré perdonar, ¿me oyes? ¡Diles eso cuando vuelvan! ¡QUE NO SE LO VOY A PERDONAR!
- Antonio, te tengo que dejar, ya viene la ambulancia... Sospecho que me han roto algo por dentro... Me duele mucho...
- No te preocupes, cariño. Tengo una deuda con esos tipos: Creo que si logro reunir parte del dinero es probable que accedan a devolverme la foto...
- Tengo que colgar, ¡adiós Antonio!
- Un beso, cariño.
Y por eso estoy aquí, otra vez en casa de mi madre, en el pueblo. Cuando llegué, ella pareció alegrarse:
- ¡Cuánto tiempo, hijo! ¡Si te has dejado barba!
- Sí... Mira mamá, tendré que quedarme aquí unos días... Ya sabes, tengo que alejarme de ciertos problemas...
- No te preocupes, hijo. Tú habitación está tal y como la dejaste. Pero, ¿tienes hambre? Acabo de hacer la comida.
- Pues sí, ¿Qué tienes?
- De todo, hijo, de todo... Siéntate...
Comimos.
- ¿Quieres un café, hijo? Yo ahora voy a ver un rato la tele...
- Bueno...
Encendió la pantalla y apareció Jorge Javier Vázquez. No soportaba a aquel tío, pero me quedé allí delante tomándome el café. Hacía tiempo que no veía a mi madre y, además, fuera estaba lloviendo. Al poco pasaron algunos anuncios. Muchos anuncios. A mi madre no parecía importarle, pero tengo que confesarte que a mí los anuncios me ponen muy nervioso: su musiquilla, sus sonrisitas... ¡Todo! Es superior a mis fuerzas, se me dispara el odio, no lo puedo remediar.
Volvió Jorge Javier. Hice ademán de levantarme, ya no aguantaba más, pero fuera estaba cayendo el diluvio y decidí soportarle otro rato más, aunque según avanzaba el programa yo iba poniéndome más y más nervioso. Y no es que yo no vea la tele ni sea el típico que va de listo diciendo que todo en ella es basura, pero acordarás conmigo que ciertos programas sacan de quicio a la gente con sensibilidad. Y yo la tengo: ¡Me gusta el rock y los Kiss, por el amor de Dios! ¿Dónde estaría ahora mi foto? El programa siguió otra media hora o más, no lo sé. Se me hizo larguísimo. Y luego más anuncios. Y más Jorge Javier. Aquello era eterno, no acababa nunca.
Sin embargo, mi madre parecía feliz con aquella sucesión de barbaridades sin sentido. Y otra vez más anuncios... De repente sonó mi móvil. Mi mujer.
- Antonio, ¿estás bien?
- Sí.
- Oye, malas noticias: los tipos del otro día han vuelto...
- ¿Te han dicho algo de la foto? ¿Te la han devuelto?
- No. No es eso: saben que estás en casa de tu madre, van a por ti...
Justo entonces sonó el timbre del telefonillo. Me asomé a escondidas a la ventana y sí, eran ellos. Venían armados. Y por lo que pude ver no traían la foto. Mi madre me llamó desde su butaca:
- ¡HIJO, VEN, QUE YA HAN ACABADO LOS ANUNCIOS! ¡TE VAS A PERDER LA ENTREVISTA DE JORGE JAVIER AL GANADOR DE GRAN HERMANO!
No pude más. Abrí la puerta y bajé. Todavía llovía y sin embargo quería salir a la calle. Aquellos hijos de puta iban a matarme, pero ya no me importaba.
Tanta sensibilidad a flor de piel acabará matándole...Y él sin su 'afoto', no semos nadie.
ResponderEliminarNená
-Pero me he vuelto a reír, me flagelaré-