lunes, 2 de julio de 2012

BODA TAULER-MONTOYA

El sábado pasado tuve la fortuna de vivir un acontecimiento maravilloso y singular: la boda de dos buenos amigos, de dos grandes poetas: Juan Luis Pérez Montoya y Cristina Tauler. Alguno dirá:
Boda en el Templo de Debod

- ¿Que tiene eso de maravilloso y de singular, Antonio?
- Que yo era el cura
- ¿Cómo?
- El cura. Que yo era el cura... ¡Yo los casé!
- ¡Ahí va la hostia!
- ¿Ves?

... En principio no pensaba comentar nada en este blog, pero como para hacer creíble el evento tuve que prepararme un guión y modificar una serie de cláusulas de esas que se dicen o se leen en las bodas, los novios me pidieron que los subiera aquí para poder recrearse releyéndolas otra vez. No hay problema. Además he pensado que se matan dos pájaros de un tiro, ya que si alguien lo suficientemente inconsciente quiere volver a cometer una boda, de aquí podrá extraer algunos textos o al menos algunas ideas... Allá va:

1. Entrada.

Lo primero fue organizar a los invitados en el lugar elegido para celebrar la boda, el impresionante Templo de Debod en Madrid, y esperar a que llegaran los novios. En este caso llegó primero Montoya, acompañado por su madrina, Natalia. Como no teníamos músico porque estaba en otro evento, la melodía de entrada la tuvimos que cantar a capella mi monaguillo (Victor Sierra) y yo mismo. Fue cutre, sí, pero salimos del paso... Al poco llegó Cristina con su padrino, el señor Pamies y de nuevo a cantar. Algunos invitados se nos unieron a coro. Menos mal.

2. Saludos y presentaciones.

Foto de familia
Tengo que decir que este discurso me lo inventé sobre la marcha. No por no querer prepararlo, qué va, sino porque siempre suena mucho mejor si es algo dicho con naturalidad, desparpajo y sinceridad. De todas formas improvisado no era: tenía apuntadas tres ideas que debía desarrollar. La primera y fundamental era la inconsciencia de los novios al elegirme a mí como oficiante de la ceremonia. De esa manera trataba de exculparme de todo lo que pudiera suceder a continuación. La segunda: que una boda poética es un oxímoron ya que, como todo el mundo sabe, la poesía lo único que genera entre poetas es odios y rencillas o, como mucho, sexo salvaje y esporádico y muy raramente amor sincero. Y por último quise indicar a los presentes que el matrimonio es el primer paso que hay que dar para llegar al divorcio, auténtico estado permanente del alma del poeta...

3. Primera lectura de los invitados.

Llegó el momento que todos estábamos temiendo: la lectura de poemas. Aunque no estuvo mal, he de reconocer... El primero fue mi ayudante y miembro del clero poético Víctor Sierra, que dio paso a los discursos de los padrinos, Natalia Jean Tarrou y José Antonio Pamies...

Que lo que Antonio Díez ha unido no lo separe ni dios...
4. Lectura de los artículos civiles.

En una boda hay que leer los artículos a los que ambos contrayentes se comprometen al casarse. Estuve mirando los relativos a las bodas civiles pero claro, no me terminaban de convencer, así que me vi obligado a modificarlos ligeramente para obtener este resultado:

Artículo 66: Los poetas-cónyuges son iguales en derechos y deberes, aunque secretamente podrán pensar que son mejores poetas que el otro poeta-cónyuge y, por supuesto, que todos los demás poetas del mundo, vivos o muertos

Artículo 67: Los poetas-cónyuges deberán enlazar sus blogs, actualizar su estado de facebook y dar a "me gusta" en todas las absurdeces que se le ocurran al otro poeta-cónyuge. Además, deberán compartir públicamente los poemas del otro poeta-cónyuge, por malos y detestables que sean.

Artículo 68: Los poetas-cónyuges están obligados a asistir a los recitales del otro poeta-cónyuge, quedarse hasta el final, aplaudir y, llegado el caso, mandar callar a los que hablen, susurren o simplemente se despisten durante la lectura. Deberán a su vez leer con atención y opinar seriamente sobre los poemas del otro poeta-cónyuge cuando así se les solicite, quedando terminantemente prohibido responder con un simple "Está bien", "Es bueno", o cualquier otro monosílabo. Por último, deberán promocionar sus libros y/o eventos como si en ello les fuera la vida, el prestigio o el sueldo...

5. Lecturas.

Y antes de llegar al momento cumbre, más lecturas de poemas y discursos, en este caso de las damas y caballeros de honor, que fueron Catalina Tejada, Marian Megía, Carlos Sáez, Carlos Guerrero y José Solano... Reconozco que fue emocionante...

6. Aceptación del matrimonio

¡Y ya casi está! Era cuestión de leer la fórmula matrimonial y que ambos aceptaran, cosa que irresponsablemente hicieron...

¡Vivan los novios!
- Juan Luis Pérez Montoya, tú que eres heptásilabo en la silva salvaje, verso de rima fácil, aliteración de OYA... ¿Quieres recibir a Cristina Tauler como esposa y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en prosa y en verso, por delante y por detrás, y así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
- Sí quiero
- Cristina Tauler, tú que eres verso blanco, endecasílabo heroico en el soneto, sinestesia ante nuestros ojos, hipérbole de persona...¿Quieres recibir a Juan Luis Pérez Montoya como esposo y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en prosa y en verso, por delante y por detrás, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
- Sí quiero
- Pues que la poesía que hizo nacer entre vosotros el amor confirme este consentimiento mutuo que habéis manifestado de Malasaña a Lavapiés, de los Diablos Azules al Bukowski, e incluso hasta en el Tapas y Fotos. Lo que Antonio Díez, y todos los que estamos aquí siendo testigos de esta boda, hemos unido ¡que no lo separe ni dios!... ¡PUEDES BESAR A LA NOVIA!


7. Fin.

Y ahora viene lo mejor: beber, comer, la música, el parque, la noche... Pero eso, como diría Conan el Bárbaro, es otra historia...


4 comentarios:

  1. :) qué guapos y qué bien oficiada la boda.

    ResponderEliminar
  2. Lo de la boda no sé yo, no sé yo. Ser feliz es la única obligación que debería importarnos. Pero el del alzacuellos tiene buena pinta, me da a mí que vendería chuches a los más rancios.

    Un abrazote,

    Nená

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que cuanto más lo leo más picos le saco y más simpática me parece -a pesar de ser una boda-, debió de ser super divertida. Por cierto se me olvidó decir que les deseo la infinita felicidad elevada al infinito a los contrayentes,y me quedo cortísima, cachis de lapsus.

    La de arriba.

    P.D. Señor Antonio usted tiene que ser un showman! Mua

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno Antonio. Y muy gracioso, gracias por el descojone. Un abrazo. Diego.

    ResponderEliminar