miércoles, 13 de marzo de 2013

Y AUNQUE A ESCONDIDAS USO TU CEPILLO DE DIENTES

Cuando la policía vino a llevarse a mi último compañero de piso, creí que mis desventuras en aquella cochiquera en la que vivía iba ya para cuatro años habían llegado a su fin. Estaba harto de tantas movidas y tanta sordidez y mi decisión de abandonar aquella casa era ya, por fin, firme.

Comencé a buscar piso por internet, pero no acababa de encontrar el sitio ideal: en uno tenía que llevar mis propios muebles, en otro había que pagar un dineral entre fianza y los varios meses que me pedían por anticipado, en otro no aceptaban extranjeros ni gente de color... y no es que yo sea extranjero ni de color, pero claro, un casero o casera así, creo, y estarás de acuerdo conmigo, que no merece llevarse muerto el dinero que me gano con mis trapicheos.

El caso es que pasó el tiempo y vino al piso alguien nuevo. Un día vi una maleta en el pasillo y mi imaginación completó el resto de la historia: otro desgraciado acababa de llegar. U otro criminal. U otro colgado. O alguien enigmático y solitario con extrañas e inconfesables rarezas... Pero me equivocaba.

Quien había aterrizado en mi casa por casualidades de la vida era, en esta ocasión, una mujer. Se llamaba Ingrid y era sueca. Bellísima. Sensual. Tanto que decidí aparcar momentáneamente mi búsqueda de piso a ver qué pasaba...

No me entiendas mal, no es que tuviera intención de ligar con ella ni nada de eso. No. Es simplemente que me gusta conocer gente de otras culturas, gente que hable otros idiomas, con otras costumbres. Otra mentalidad, al cabo... Aunque bueno, si al final ligué con ella qué pasa, ¿eh? ¿Pasa algo? ¿Qué problema habría? Bueno, sigo, de todas formas ahora descubrirás lo que pasó...

El caso es que por entonces yo estaba leyendo un libro que había robado en un centro comercial que se llamaba "Contacto de almas en el siglo XXI", en el que se hablaba de cómo lograr que la persona que quisieras deseara unirse a ti espiritualmente, aunque claro, una vez conseguida la unión espiritual no debería ser muy complicado llegar a la carnal...

Decidí así probar los trucos y añagazas que allí se recomendaban, a ver qué sucedía. El primer paso, según el libro, era "Saludar y trabar conversación amigable con la persona, para crear un vínculo de proximidad". Así, cada mañana, cuando me encontraba con Ingrid por casa le decía:

- Hola, buenos días, Ingrid. ¿Qué te parece la subida de tasas judiciales? (O cualquier otra cosa que acabara de oír en las noticias de la radio)

Ella, lacónicamente y medio dormida, solía contestarme:

- No hablo español.

Por más que lo intentara y cambiara los temas de conversación de actualidad, y fuera la hora del día que fuera, siempre obtenía la misma respuesta, por lo que decidí avanzar al paso 2: "Intenten compartir tiempo juntos".

Aquello era ciertamente difícil, puesto que ella salía poco de su habitación y, en general, pasaba muchas noches fuera de casa. No obstante cuando la escuchaba entrar en el baño siempre estaba al quite para golpear la puerta al poco rato con cualquier excusa. Lo único que conseguí fueron palabras en sueco, tal vez de enfado y fastidio por cómo sonaban, aunque ya sabes que en esos países se habla muy raro, por lo que ¡quién sabe!

Como la cosa no avanzaba decidí saltarme varios capítulos del libro de golpe y así llegué al paso diecisiete: "Compartan objetos íntimos". Para seguir esta instrucción no tenía nada más a mano que su cepillo de dientes, así que, después de cada comida, cogí la costumbre de hacerme una buena limpieza bucal con un cepillo rosa de diseño que solía guardar en un vaso en el cuarto de baño .

A los pocos días, para mi alegría, el consejo del libro pareció funcionar. La tía hasta aprendió español de golpe. Una tarde comenzó a aporrear con fuerza y repetidamente la puerta de mi cuarto.Yo, que conozco el ritual, sabía que aquello era el principio de algo:

- ¡ANTONIO, IDIOTA, TONTO DEL CULO! ¿qué has estado haciendo con mi borsteögaassgnugga?
- ¿Con qué?
- Con el cepillo que dejo en el cuarto de baño, IDIOTA
- ¡Ah, Ingrid! ¡Por fin te has dado cuenta! ... Llevo semanas... ¡Meses! detrás de ti para que me hagas un poco de caso, para que seamos compañeros, buenos compañeros, ¿entiendes? Y aunque, sí, aunque a escondidas uso tu cepillo de dientes, quiero que sepas que compartir algo tan íntimo entre los dos ha servido para que mi alma se haya sentido más próxima a ti y...

De repente ella se relajó. Incluso se rió. Por fin el muro entre los dos se había derribado, ¡por fin!

Regresó brevemente a su cuarto, con una enorme sonrisa en la cara, y me entregó una tarjeta en sueco, donde supuestamente venía escrita la indescifrable palabra que había pronunciado y que yo no había podido comprender. En la otra mano traía un diccionario español-sueco / sueco-español. Volvió a su cuarto y cerró la puerta tras de sí. La escuché reírse. Era feliz. ¡Ah! Yo también lo era entonces.

Excitado por aquel extraño acertijo no tardé en ponerme a buscar su solución, lo cual no me costó mucho tiempo... veamos, borsteögaassgnugga:

borste: cepillo
ögaass: ojo del culo
gnugga: friccionar, frotar

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