domingo, 11 de diciembre de 2011

CONSIDERACIONES SOBRE JOSÉ LUIS PERALES

José Luis Perales en plena actuación
Hola, soy Antonio Díez. Tal vez me recuerden de anteriores consideraciones como "Consideraciones sobre Nino Bravo", y otras chorradas que quizás hayan leído en este blog...

El caso es que hace ya unas semanas estuve de vuelta por Valencia y, como la última vez, fuimos la familia en el coche de mi madre. Y me tocó a mí conducir de regreso, con mis padres adormecidos y yo echo polvo, porque ya tengo una edad y los fines de semana me dejan roto... El caso es que para poder hacer el viaje un poco más agradable qué mejor que un poco de música. Un poco de música del coche de mi madre, claro... La última vez tocó Nino Bravo, en ésta ocasión el elegido fue, como ya habrás adivinado por el título de este post, el inefable José Luis Perales.

Sí. José Luis Perales. Chúpate tú un viaje Valencia-Madrid, amagando lluvia, con tráfico dominguero y escuchando a José Luis Perales. ¿A que no te atreves? Te parecerá que me he vuelto loco si he sido capaz. Pero ¡ah amigo! yo estaba ya loco de antes y soy capaz de eso y de mucho más. Así que sin miedo ni rubor metí el cedé de "Grandes Exitos" del señor Perales en la radio del coche y...

Como ya sabrás si has vivido en España en los años 70, 80 o incluso 90, las canciones de José Luis Perales tienen siempre un poso de tristeza y sus letras relatan, por lo general, una relación con el mundo difícil y problemática. Los personajes masculinos de sus canciones, supuestamente autobiográficas, son solitarios y soñadores, anhelan la libertad y tienen cierto aire librepensador, si bien son demasiado pacatos o timoratos como para llegar a ser revolucionarios o alteradores del orden social. Tampoco les interesa. Les falla capacidad de liderazgo y les sobra lírica y lugares romanticistas comunes. Pero no pasa nada. Se puede empatizar con ellos. A veces son unos simples perdedores que, sin embargo, se aceptan a sí mismos con naturalidad. Y tú, como oyente, los aceptas también porque todos nos hemos visto así alguna vez, qué demonios.

Esto iba pensando mientras se sucedían canciones como "Un velero llamado libertad" o "Me llamas"  (si bien tengo que confesar que de esta última me encanta la versión que hizo Manolo Kabezabolo) cuando de repente me vino a la cabeza una idea disparatada: ¿no es este perfil similar, incluso intercambiable en un imposible cruce de universos paralelos, con el de el tan celebrado y galardonado Leonard Cohen? ¿No es Perales una versión celtíbera y repeinada del cantautor, novelista y poeta canadiense? En principio la idea parecía ilógica. Intenté desecharla por absurda...

Fue cuando me fije en los personajes femeninos de las canciones de Perales: señoras desengañadas que descubren que el sueño que intentaba vendernos el nacional-catolicismo durante la segunda mitad del siglo veinte aquí en España era una farsa, y deciden entonces soltarse el pelo y tomar la rienda de sus vidas. Claro que testimonial y tímidamente y protagonizando actos tan subersivos como salir a la calle o, en un exceso de atrevimiento, ir al bingo con la intenciópn de mirar (castamente) a hombres, y poco más. Pero qué más da; Perales canta emocionado a estas mujeres, tanto o más que su homólogo canadiense y reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras, si bien en Perales el sexo está mucho más camuflado o directamente desaparecido. Pero en eso coinciden: la mujer como objeto de estudio. En nuestro coche familiar sonaban temas sobre estas interesantes mujeres y, casi sin darnos cuenta, su perfume nos iba acompañando a la par que avanzamos por el paisaje monótono y cuasi lunar aledaño a la A3 de la provincia de Cuenca. Como muestra la archiconocida "¿Y cómo es él?" o la no menos celebrada "Celos de mi guitarra", celebrada al menos en nuestro coche, porque mi padre pareció despertar milagrosamente del sopor y se puso a tararearla, para mi sorpresa... Él, todo un admirador de Leonard Cohen. Qué ironía.

Leonard Cohen, la línea recta entre Quebec y Cuenca
- Pero papá, ¿te gusta esta canción?
- Sí
- ¿Y quién te parece mejor artista, José Luis Perales o Leonard Cohen? -Le pregunté a bocajarro y sin previo aviso
- Pues depende de para qué y en qué momento...
- ¡Genial respuesta!

Mi teoría Perales-Cohen iba tomando forma, a mi pesar, según avanzaban los kilómetros. Pero es que ¿acaso no firmaría Leonard letras como las de "Y te vas" o "Te quiero", respuesta carpetovetónica al himno coheniano del "Hallelujah"? ...Por cierto, que buscando-buscando cosillas en google de Perales me entero de que en su día grabó un disco en alemán donde se atreve a cantar el "Y te vas" ("Und wenn du gehts") en lengua germana pensado, supongo, en arrasar en los chiringuitos playeros de Mallorca durante aquellos felices veranos de los setenta. ¿Cuántos discos vendería en la entonces Alemania Federal o RFA? ¿Tuvo Angela Merkel un ejemplar de este elepé en su discoteca cuando era joven? y en caso afirmativo: ¿le influyó de alguna forma a la hora de afrontar su carrera política? Chi lo sá...

Con la tontería ya casi estábamos en Madrid. Y menos mal, porque José Luis tenía que -necesitaba diría yo- marcar una línea roja que le diferenciara clara y definitivamente de Leonard, ¿cómo sino iba a triunfar entre el asilvestrado público español durante la autodenominada transición? ¿con rollos filosóficos, teológicos o intelectualoides como su homólogo canadiense? Obviamente no. El mercado español no recibe bien esos productos. ¿Qué ofrecer entonces, cómo atraer y ganarse a los niños, padres y abuelos españoles que habían sobrevivido a la dictadura? Sí, era el momento de temas insufribles y traumáticos como "Que canten los niños"... Llegados a este punto, confieso que no pude escuchar el cedé hasta el final. Ya estaba bien. Basta. Fuenlabrada estaba cerca y nos aproximábamos a la civilización (dentro de lo que cabe) y con ello las ondas radiofónicas se podían sintonizar desde el coche. Había tenido más que suficiente. Me puse a escuchar las noticias... ¡Hasta otra José Luis!

Y desde entonces mi vida ha tenido, menos mal, vaivenes suficientes como para olvidarme de todo esto. Es hoy, en este oscuro domingo frío y gris, último día de un puente que ya nos amenazan con recortarlo también, que me vuelve todo a la cabeza y decido compartirlo en este blog con quien tenga la curiosidad y la paciencia de leerlo. Y de Perales, ¿con qué quedarse? Pues la canción que yo selecciono como "mi favorita" es la de "Y soñará", pero como ya hablé de ella en mi libro pirata "Comentarios de texto" y la historia daba un poco de mal rollo, pues aquí lo dejo...

Y podría decir muchas más cosas de Perales, pero no quiero perder los pocos lectores virtuales que tengo. Otra vez será...

5 comentarios:

  1. el próximo viaje lleva tu propia música, no quiero que hagas otro paralelismo de esos que me derrumben más muros.

    a mí me salen ronchas con Perales.

    desde aquí propongo una colecta para cambiar los cds de tu madre

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  2. jajajajaaaaa... te he visto en el coche con tus padres... qué arte.

    Charcos, tesorera, yo pongo un euro...

    Antonio, te voy a enviar un cd de "Christian Death".... Charcos! CD... Christian Death... es un maleficio, estamos abduCiDos!!! :D

    Besitos a ambos.

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  3. Ojito con Perales que es un mito, jajajajajajajajajaç

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  4. tienes que leer este blog que llevaba con unos amigos hace tiempo, te encantará:
    http://mondobolero.blogspot.com

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  5. ¿Muy bueno Antonio! Me ha encantado la reflexión. Reconozco que nunca me he parado a escuchar a Perales ya que me transmitía un rollo soporífero y tristón. Es un personaje que ya tenía olvidado pero tu post me ha hecho recordar la mezcla de pena y modorra que me provocaba verle en esos casposos programas de la tele de los años 80.
    De todos modos, no le quito mérito al hombre, supo cautivar a mucha gente que hoy día todavía le admira y eso siempre me parece respetable.

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