Tinto. Ribera del Duero. Premio al mejor microrrelato de la semana. |
¿Y qué pasó? Pues que para mi sorpresa (y la de Jofre, Rober y Aitana, los colegas con los que había quedado ayer) gané el primer premio. Llegar y besar en santo, se dice... ¿Y cuál era el premio? Una botella de vino (la de la foto) que nos duró, a tragos largos, la distancia que hay de los Diablos Azules al Bukowski, el siguiente bar al que fuimos...
Pero no me enrollo más. El relato:
* * *
- Entonces, ¿tienes algo nuevo, algo novedoso? - Le pregunté.
- Pues claro
- Oye, ¿tú estabas en Loco Mía, dices? No te recuerdo. El cantante no eras, ¿no?
- El cantante, el cantante... Pues no. Pero todos éramos cantantes allí, por cierto. Cantábamos todos. Pero sí: cantante, cantante, pues yo no, era otro. Yo tocaba.
- ¿Tocabas? ¿Qué tocabas?
- La guitarra-piano
- ¿Guitarra-piano? ???
- Sí, ya sabes. Es como un teclado pero en forma de guitarra. Es guay.
- No recuerdo yo que en Loco Mía nadie tocara eso. Abanicos sí. Pero ¿guitarra-piano?
- Bueno, en algunos temas. En los videoclips, pues no. Abanicos ahí. Le dábamos al abanico a tope. Para la gente. Le gustaba a la gente.
No me fiaba de aquel tipo. Entramos en una casa de comidas del barrio del Cabanyal, eran ya casi las dos. Sudábamos. Yo notaba que la camiseta se me pegaba al cuerpo y al mismo tiempo me llegaban ráfagas de olor fétido desde las rodelas de sudor dibujadas en la sobaquera de su camisa blanca.
- Entonces ¿qué? - Le dije- ¿Algo nuevo?
- Sí y no.
Me sacaba de quicio aquel tipo. ¿Por qué me habían enviado precisamente a mí los de la revista? No lo he dicho, pero trabajo en una revista musical de mierda. Imagínate, ¡para que les interese este tío!. Y todo porque estaba en Valencia aquel fin de semana, ¡para un puto fin de semana que salgo de Madrid!
- Dime, ¿qué has preparado?
- Pues lo que te digo: guitarra-piano. Tiene que volver. Todo vuelve, las modas son cíclicas...
Me daban ganas de estrangularle allí mismo.
- ¿Guitarra-piano pero cómo?
- Los clásicos: Haydn, Schubert, Beethoven...
Menudo subnormal.
- ¡Ah, qué buena idea! -intenté fingir- Acompañado por una orquesta sinfónica y tal...
- No. A lo unplugged.
Fue entonces. Con el cuchillo que nos habían traído para untar el alioli.
Grandísimo, Antonio.
ResponderEliminarAyer te mereciste ganar toda la cosecha de la Ribera del Duero.
Abrazos entre viñas
¡Salud!
bien merecido!
ResponderEliminarAh, qué bueno!!! Flipo, cráneo de la improvisación!!!
ResponderEliminarmuy bueno, al blog que vas.
ResponderEliminarEs que fue descacharrante. Salud, artista!
ResponderEliminarEstuviste genial, el jurado del concurso (el mejor jurado, el más justo y mejor peinado) acertó de pleno :P
ResponderEliminarBesos
ya podías usar tus influencias para que lo retransmitieran para los que andamos lejos...
ResponderEliminarme gustó el relato si señor