jueves, 21 de febrero de 2013

CUANDO DESCARTAMOS LO IMPOSIBLE, LO QUE QUEDA, POR IMPROBABLE QUE PAREZCA, ES LA VERDAD

El coche de Ana Rosa Quintana avanzaba a toda velocidad por la carretera de Toledo. Llegábamos tarde a aquella misteriosa cita que había recibido en una escueta nota junto al ramo de rosas que fui a llevarle a su camerino cuando acabó el programa.

- ¿Qué es esto, Antonio?
- Parece un ramo de rosas, Ana Rosa
- ¿Un ramo de rosas?
- Sí, eso parece... Viene con una tarjeta, ¿quieres que te la lea?
- Sí, por favor... Sólo que ahora tengo que cambiarme... Léemela mientras me desnudo...
- Si quieres espero fuera y luego entro...
- No, no... No perdamos tiempo. Léela ahora.
- Pero yo...
- ¿Qué te pasa, Antonio? ¿No eres mi colaborador "especial"? Recuerda que ayer firmaste el contrato...
- Sí, supongo que sí
- Pues desabróchame la cremallera... Y lee..

Abrí el sobre con sumo cuidado. En letra de imprenta decía: "Ana Rosa, soy Marcelo, ¿me recuerdas? Te espero esta noche en la dirección de la otra vez".

- Eso dice la nota, Ana Rosa 
- ¿Esta noche? ¡Entonces no tenemos tiempo! ¡Vámonos ya!
- Pero, ¿vas a ir así?
- ¿Así cómo?
- Con bragas blancas y sujetador negro
- No. Me voy a vestir, claro. Y luego nos vamos.
- Me refiero, Ana Rosa, a ir con ropa interior disonante. Es tan poco tú...
- Antonio, ahórrate los comentarios sobre mi ropa interior. Tu trabajo de colaborador no llega a tanto... Calla y espérame en el coche, yo conduciré...

Luego, mientras íbamos a toda velocidad por la carretera de Toledo, le pregunté:

- ¿Dónde vamos, Ana Rosa? ¿Quién es ese tipo?
- No sé exactamente... Un tío extraño que entrevistamos el otro día en el programa. Un escritor. Vino a hablar de no sé qué libro que había publicado
- Pero en la nota decía que fueras al mismo sitio de la otra vez... ¿Qué sitio es ese? ¿De qué hablasteis?
- De nada, de nada... Quedé con él para proponerle que escribiera mi próximo libro, ya sabes
- Pero Ana Rosa, eso se supone que iba a hacerlo yo... De hecho ya he empezado: trata sobre...
- No, no. Tú no... Ya te diré lo que tienes tú que hacer... Del libro se encargará él... Aunque es un tío muy raro, ¿sabes? Sospecho algo extraño...
- ¿Algo extraño? ¿Cómo qué? ¿Que sea mafioso, terrorista?
- No. Algo aún más extraño...
- ¿Más extraño?
- Sí
- ¿Qué?
- No te rías
- ¡No!
- Creo que no es de este planeta...
- ¿Cómo dices?
- Pues eso, que no es de este planeta, ¿entiendes?
- No
- Pues que es de OTRO planeta, ¿está claro?
- Creo que sí

En aquel momento un fogonazo nos deslumbró. Ana Rosa lanzó un grito agudo que nos hizo cerrar los ojos a los dos. La carretera estaba oscura y extraordinariamente vacía, sin tráfico. Gracias a eso no nos matamos.

- ¡ANTONIO! ¿HAS VISTO ESO?
- ¿QUÉ? ¡PERO ANA ROSA, QUÉ HACES!
- ¡ES LA NAVE NODRIZA, VIENEN POR NOSOTROS! ¡LO SABÍA!
- PERO ANA ROSA, ¿QUÉ TE PASA? HA SIDO UN RADAR, ¡UN RADAR! Creo...
- ¿Tú crees?
- No estoy seguro, pero sí
- No, esa luz no era un radar, era algo... ¿Cómo decirte? ¡Como de otro planeta!
- ¿De qué planeta?
- ¡De otro!
- Ana Rosa, tranquilízate... ¿Quieres que conduzca yo?
- No, pero paremos en esa gasolinera... Quiero ir al baño...
- De acuerdo
- ¿Vienes conmigo?
- Esto... ¿Al baño? Yo... no...
- Sí. Ven. Eres mi colaborador especial y no quiero quedarme sola...

Entramos en aquel sórdido retrete juntos, aunque mi intención era escaquearme en cuento ella entrara en el cubículo donde estaba el váter.

- Antonio, entra conmigo
- ¿Cómo? ¿Los dos juntos ahí?
- Sí, tengo algo que contarte...
- FFFF
- ¿QUÉ?
- Nada...

Vista desde arriba con aquellas bragas blancas en los tobillos, Ana Rosa tenía pinta de venir (o de marcharse) a otro planeta. Me agarró de la mano.

- Antonio, tengo miedo. Vienen por nosotros, lo sé
- ¿Pero quién?
- Los extraterrestres
- ¿Pero qué extraterrestres?
- El tipo con el que tengo la cita es un emisario de otro planeta y me va a llevar con ellos... ¡Eso fue lo que me dijo en la cita anterior! ¡Y no lo creí! Pero ahora veo que es cierto... Menos mal, Antonio, que estás conmigo y nos llevarán a los dos juntos...
- ¿A los dos? ¡Pero yo no quiero ir a otro planeta, Ana Rosa, todavía no he visto ni la mitad de éste y me quedan aún un montón de cosas por hacer en este lado de la galaxía!
- Antonio, no hay alternativa... ¿Crees que habrá televisión en ese otro planeta? Espero que sí, si no... ¿Qué voy a hacer? ¿Eh? ¿Qué será de mí?
- Pero Ana Rosa, tranquila... Lo de antes fue un radar, un puto radar, estoy seguro... y el resto te lo estás imaginando, estás muy alterada, eso es todo...
- ¡No! ¡Tengo pruebas! ¡Pruebas!
- ¿Qué pruebas?
- Antonio, cuando descartamos lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, es la verdad...
- ¿De qué hablas?
- Por favor, lee la tarjeta que me envió para concertar la cita anterior... Está en mi bolso, espera...
- No, no, por favor, no te levantes... Ya la busco yo mismo...

Dentro, efectivamente, había una tarjeta similar a la que yo mismo le había leído en su camerino. Decía lo siguiente: "Sí, me interesa trabajar en tu próximo libro. Grandes planes, proyección universal. No, no soy de Planeta".

1 comentario:

  1. Ah, ya creo que lo pillo. Muy hábil. Un relato subliminal. Si descarto lo imposible - todo eso del camerino, el baño, los extraterrestres, etcétera-, me quedo con la verdad: Antonio Díez va a ser el nuevo negro de AR. Qué fuerte.

    No me parece mal, que conste. Con lo jodido que está el panorama, un curro es un curro. Aunque espero que te invites a algo ;-)

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