viernes, 4 de noviembre de 2011

Y SE QUITÓ LA PRIMERA SANDALIA

Al final se lo permití. Y se quitó la primera sandalia...

Aquella tía me había estado persiguiendo durante las últimas cuatro semanas. Y la conocía de vista nada más. Lo cierto es que no me habían hablado muy bien de ella y, la verdad, no era muy atractiva. Podría decir que me causaba incluso cierto rechazo, algo tenía de oscuro y de sórdido que, joder, me tiraba para atrás...

Pero era insistente. Seguro que todos habéis conocido tías así. Al principio me agregó al puto facebook y yo, como gilipollas, la acepté sin saber lo que estaba por venir. Craso error: Me mandaba mensajes en los que me hacía la rosca descaradamente, sin cortarse un pelo. O "me gusta", "me gusta" y más "me gustas". A todo. Todo lo que ponía le gustaba. Hasta los insultos vehementes que escribía contra mis vecinos cuando estaba borracho en mi casa le gustaban. Le daba al "Me gusta" siempre. O Cuando puse que ya por fin tenía el pasaporte falso. Me gusta. Y emoticono de guiño, además. O cuando creé el evento para celebrar mi cumpleaños en un desconocido y remoto bar de Parla. Me gusta, puso. Y "Asistiré".

La cosa fue a más. Tenemos que quedar, me escribía, para conocernos y tal. A mí se me iban acabando las excusas, así que un día, tonto de mí, accedí. A tomar un café y no más, le dije en mi inconsciencia, y con la advertencia de que después tengo que irme a mis prácticas de tiro y no puedo faltar. Le pareció bien.

Y quedamos. Y se me presenta toda sexy la tía, con un escote de vértigo, minifalda, morros pintados... con todo el equipo de seducción que a ti y a mí nos encanta, para qué nos vamos a engañar. Pero no. Ya he dicho que me causaba cierto rechazo y todo yo decía NO. No estaba por la labor, intentaría borrarme lo más pronto que pudiera. Ése, idiota de mí, era mi plan.

Pero ¡ja! No sé ni cómo la tía me fue camelando poco a poco, diciéndome lo listo que era, riéndose de mis gracias absurdas, dándome la razón como a los locos, a veces, o incluso poniéndose de mi parte en cualquiera de mis neuras, que yo sacaba a la conversación para ver si me dejaba en paz. Estaba perdido y no lo sabía.

Tomamos un café, aunque pronto estábamos acompañándolos con unos licores de hierbas que no sé de dónde salieron y esa fue mi perdición... Y después más licores de hierbas, cubatas, qué sé yo ya...

En fin, que sí: La llevé a mi casa, excitado y con los sentidos abotargados. Y allí más de lo mismo, que si sí que si también: a todo que sí. Que si lo que tú digas, que si era muy cierto cualquier cosa que soltaba... Y luego, con cualquier excusa, el lío total: Me condujo a mi habitación, a mi cama. Y con engaños que no sabría explicar bien, me desnudó. Y al final se lo permití. Y se quitó la primera sandalia...

Y luego todo lo demás. Sabía lo que hacía, la tía. Sí. Lo sabía muy bien. Me sorbió el seso, me engañó. Sí. Así fue cómo pasó. Lo reconozco. Reconozco mi estupidez y mi falta de todo: Así fue cómo acabé votando por la alcaldesa de mi pueblo en las últimas elecciones municipales. Compréndelo.

5 comentarios:

  1. Menos mal que la etiqueta "Ficción" lo deja claro, antounio. :)
    Muy bueno

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  2. Qué triste; entre el amor y la política, me quedo con el amor.
    Yo hubiera quitado las dos últimas frases...
    Besos.

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  3. jajajajajajjaajja que me meo de la risa, que buena entrada, creía que al final iba a ser un travesti. Un abrazo. El comentario que me has dejado de que debía intentarlo con la prosa es que porque no me ves de poeta ¿no? normal , yo tampoco me veo. Gracias por el comentario.

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  4. no, loli. es porque creo que podrías escribir buenas cosas en prosa. de verdad.

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  5. JAJAJAJJAA
    genial!

    eres la leche, siempre sorprendes y mira que es difícil mantenerte ahí!

    besos

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