martes, 23 de agosto de 2011

ATAQUE PSÍQUICO: CRÓNICA

Dicen que uno de los éxitos de la visita del papa es la inspiración que este anciano ha insuflado en los jóvenes católicos con su mera presencia. No seré yo quien lo niegue. De hecho, sólo de pensar que el papa vendría a Madrid a cambio de cincuenta millones de euros en un contexto de recortes sociales a mí mismo me resultó lo suficientemente motivante e inspirador como para escribir una performance teatral llamada “ataque psíquico contra el papa”, inspirada en una aventura similar que se había representado en Barcelona el año pasado…

Foto tomada por Itsuki Katsura

El caso es que el viernes pasado acudo al lugar elegido para la representación; la plaza del ayuntamiento nuevo de Fuenlabrada, donde me encuentro con hasta doce (12) policías que allí nos estaban esperando. No está mal para un ataque psíquico. En este detalle creo que tal vez hemos superado al de Barcelona. También aprovecho para agradecer a la policía de Fuenlabrada su confianza en el éxito de mi ataque psíquico, por lo visto mayor aún que la mía propia y la de todos los que colaboramos en su representación. Un ataque psíquico no es algo para tomárselo a broma, supongo que pensaron.

Al poco de llegar allí, uno de los agentes, muy amable, se acercó y nos preguntó:

-          ¿Quién es el responsable de todo esto?
-          Yo mismo – le digo.
-          Documentación, por favor
-          Aquí tiene – Y le dejé ver mi nuevo y flamante DNI electrónico.

El agente, muy profesional, transcribió todos mis datos a un papel, incluida mi fecha de nacimiento junto con otros detalles menores, hecho algo difícil de comprender para mí ya que ese DNI me lo dieron en la propia comisaría de Fuenlabrada y supongo que con apuntar mi número deberían tener ya a su disposición todos mis datos en un instante. En fin, qué más da…

-          Hemos nacido el mismo día – Me dice el agente al devolverme el documento
-          Vaya, qué casualidad – Le respondo, aunque por no liar más la cosa omito decirle que mi fecha de nacimiento, 18 de julio, me parece un día nefasto.
-          ¿Cuánto durará la concentración?
-          No es una concentración, es una representación teatral. Suponemos que quince minutos [al final duró prácticamente media hora]. Y es una obra de humor, lo van a pasar bien, espero…
-          Sí, ya que estamos aquí…
-          Mejor aquí que dirigiendo el tráfico bajo el sol con este calor, ¿no? Ademas que allí, donde se han puesto ustedes, da la sombra
-          Sí, es verdad

Mientras mantengo esta absurda conversación con el agente que parece ser el jefe (y digo absurda porque sigo sin entender que una representación de teatro de calle requiera tanta vigilancia policial) otro de los agentes observa una de las estampitas que hemos preparado para repartir entre el público. Dicha estampita lleva una oración compuesta por mí mismo que utiliza la estructura del padre nuestro antiguo. Como parece que la lee con cara divertida le digo:

-          Quédesela si quiere…
-          ¿Eh? ¡Ah! No, no… Muchas gracias…

Creo que no aceptó mi regalo porque me parece que es una premisa que han de cumplir los agentes de servicio, aunque no estoy seguro de ello, la verdad. Lo cierto es que ambos fueron muy amables y que este grupo de doce policías nos observaron en la distancia durante la representación en silencio y con respeto. Espero sinceramente que se lo pasaran bien.

No tuvieron tanta suerte sin embargo dos amigos míos, una pareja, que se acercaban a ver la performance atravesando la estación de tren de Fuenlabrada Central. Allí, otro grupo de policías trataba de controlar a quienes se dirigían a participar en el ataque psíquico.

-          ¡Eh! ¡EH! ¡VOSOTROS! –les espetó un policía.
-          ¿Sí?
-          ¿Vais a la concentración?
-          ¿Concentración? No, no… vamos al otro lado, que hemos quedado con unos amigos
-          No. Vosotros vais a la concentración.
-          ¿Qué concentración? Hemos quedado allí, al otro lado de la estación, con unos amigos
-          Documentación, por favor.

Y nada, que les dan los DNIs. Este primer agente se los pasa a un segundo que, comunicándose con su base (supongo), dice por radio:

-          Tenemos a dos violentos

Para asegurarse de que estos dos amigos no son terroristas psíquicos (supongo) les ordenan:

-          ¿Qué lleváis en el bolso? Vaciadlo
-          No llevamos nada…
-          ¡Vaciadlo!

¿Y qué pensáis que llevaban en el bolso? Pues lo que cualquiera se puede imaginar: paquetes de pañuelos, las llaves de casa, la funda de unas gafas, papeles…

-          ¿Y este papel?
-          ¿Qué papel?
-          Este papel. Es una factura de una tienda. Aquí pone que habéis comprado pintura y brochas. ¿Es para hacer pintadas?
-          No
-          ¿Seguro?

En estas, a mi amigo lo llaman al móvil…

-          No lo cojas, ¡cuelga!
-          Es que, como le digo, hemos quedado con unos amigos. Y nos están llamando porque tardamos.
-          ¿Estáis en contra del papa?
-          ¿Qué? No, no…
-          Pues venga, marchaos… Tomad vuestros carnets…

Todo estos hechos colaterales los cuento porque no me apetece hacer una crónica del evento. Está grabado en vídeo y subido a youtube en dos partes de unos ocho minutos cada una, así que si alguien quiere ver un amplio resumen de lo que hicimos no tiene más que pulsar aquí para la primera parte y aquí para ver la segunda. Cuento estos hechos adyacentes también porque no me entra en la cabeza -ni me sigue entrando- que en pleno siglo veintiuno hasta doce policías en la plaza, tres en la estación de Fuenlabrada central y otros varios en calles aledañas y de paisano vigilaran un “ataque psíquico” y se preocuparan tanto por identificarnos y observar qué hacíamos en cada momento. No me entendáis mal: no me molesta, me sorprende. En realidad para mí (y lo digo totalmente en serio) fue un placer y un honor tener a tantos policías de público en una de mis actuaciones. Incluso espero que no sea la última vez. Lo que me deja alucinado es que tal vez, ahora, en una ficha policial de la comisaría, apareceré descrito como “atacante psíquico anticlerical” o algo similar, no sé cuál será el término que reservan a los de mi calaña, aunque me encantaría saberlo, la verdad…

Cuando terminó la performance, y como estaba anunciado, dejamos alrededor del monumento a las víctimas del 11M que hay en esa misma plaza un buen número de flores blancas y encendimos velas blancas por “todas las víctimas del fanatismo religioso”, lo cual obligó a la policía a intervenir una vez más:

-          Limpiad todo eso. Esto es un monumento a unas víctimas, no es lugar para depositar flores ni encender velas… (sic)
-          ¿?
Foto tomada por Itsuki Katsura

Absurdo. Pero así lo hicimos: retiramos todo, flores y velas, como nos indicó la policía. A fin de cuentas ellos sólo cumplen órdenes.

9 comentarios:

  1. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

    Qué bueno


    Abrazos cachicuernos

    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  2. Impresionante documento. Grande, grande, Antonio.

    ResponderEliminar
  3. - Limpiad todo eso. Esto es un monumento a unas víctimas, no es lugar para depositar flores ni encender velas…

    Habrá doce policias pidiendo documentación, registrando y diciendo a lagente eso mismo el dia 11m cuando se hagan los pertinentes actos de conmemoración??

    ResponderEliminar
  4. Enhorabuena, Antonio. Por lo que cuentas, todo un éxito de desorden público y "terrorismo" indignado.

    Me ha encantado la conversación con tus amigos a la salida del tren, ¿estáis en contra del Papa?
    Pero a usted que le importa, señor agente -deberían haberle contestado.

    O mejor: -Y usted, señor agente, ¿está usted en contra del Papa?

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Antonio, vas a tener una de las fichas policiales más divertidas. Eres un crack.

    ResponderEliminar
  6. Y la enorme polla o falo que portabas en la manifa laica, ¿dónde ha quedado?

    Un saludo,

    Alfonso.
    (Me "escojono" con este ataque psíquico.)

    ResponderEliminar
  7. ¡Ah!, no había leído el post anterior.

    Saludos anticlericales,

    ResponderEliminar