domingo, 1 de septiembre de 2013

TODOS GANAN

Todos ganan. El tironero de la Plaza Real dejaba en el cepillo de la iglesia dos euros después de cada asalto. Una parte importante se lo gastaba en el bar de Rafa, con el resto, si quedaba, le compraba un regalo a Merche. El dinero del cepillo no se cuenta, el grueso del presupuesto llega por otro lado. Con ello el cura paga parte del pedido mensual de velones y hostias a un proveedor oficial del obispado. Rafa está pagando una hipoteca y con eso basta. Merche era más lista y solía cambiar su regalo por dinero para comprar cigarros sueltos. El proveedor oficial del obispado no declara lo que factura en las iglesias porque nadie controla eso, tampoco paga la seguridad social del transportista quien, aunque trabaja para ellos, figura oficialmente como autónomo. Del banco al que Rafa paga la hipoteca está todo dicho. Es un banco cualquiera, nadie sabe a ciencia cierta lo que harán con el dinero: invertirlo en armas, en laboratorios, en astilleros. Según oscile la bolsa. El kioskero que vende cigarros sueltos ya pagó su hipoteca, pero su mujer tiene un cáncer. Lo poco que saca se le va en medicamentos que no frenarán el final inevitable. Para tratar de ganar tiempo a la muerte ha sido derivada a un hospital privado. De momento sólo son consultas, más adelante tal vez tengan que ingresarla. Y eso vale caro. A dos calles del kiosko otra mujer cae al suelo después de un violento tirón. Se levanta, no le ha pasado nada grave. Trata de calmarse: es mejor que te claven una navaja o te apunten con un arma de fuego, piensa.Todos ganan.

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