jueves, 24 de marzo de 2011

FUENLABREÑOS EN LOS CAMPOS DE EXTERMINIO NAZI

Hace unos días conté aquí la historia de este artículo, aparecido en la revista "Fuenlabrada Ciudad"... Y ésta es la versión resumida que finalmente se publicó:


Instantánea de la liberación efectuada por tropas estadounidenses del campo de concentración de Mauthausen, el campo de los españoles, el 5 de mayo de 1945.


La reciente publicación del Libro Memorial compilado por los historiadores Benito Bermejo y Sandra Checa, en el que se recogen los nombres de los cerca de diez mil españoles que fueron deportados por los nazis a sus campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, nos confirma que al menos dos vecinos de Fuenlabrada sufrieron aquel infierno indescriptible.

De los cerca de diez mil españoles que pasaron por estos campos, 530 eran vecinos de la Comunidad de Madrid, un 6% del número total de deportados españoles. Aparte de estos dos vecinos de Fuenlabrada, aparecen registrados otros prisioneros naturales de diferentes localidades del sur de Madrid: De esta manera comprobamos que fueron deportados a los campos nazis dos vecinos de Getafe, dos de Leganés, dos de Móstoles, uno de Parla, dos de Pinto… y así hasta de más de cincuenta localidades de nuestra Comunidad. Pero, ¿Cómo llegaron dos de nuestros vecinos a caer prisioneros en estos atroces campos?

Tomás González Hurtado y Emiliano Solana Fabián, vecinos de Fuenlabrada, llegan a Francia junto con otros cientos de miles de exiliados de la guerra civil huyendo de la represión del ejército franquista. Las autoridades galas recluirán a estos refugiados en campos de prisioneros ubicados en playas del sur de Francia mientras deciden qué hacer con ellos. Al dar comienzo la Guerra Mundial, las autoridades francesas emplearán a los exiliados como mano de obra esclava para reforzar las defensas en la línea Maginot por lo que, cuando el ejército nazi penetra en Francia, un gran número de españoles será capturado. Unos 7.500 de ellos irán a parar finalmente al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, con la aquiescencia del régimen franquista, que no los consideraba españoles sino “apátridas”. Sin embargo, no todos los españoles serán hechos prisioneros; algunos huyen y se unen a la célebre Résistance. Convertidos en maquis combatirán contra los invasores alemanes mediante acciones guerrilleras.

Nuestros vecinos Tomás y Emiliano son capturados por los nazis tras la invasión alemana de Francia en 1940 e ingresan juntos en el campo de concentración de Mauthausen el 27 de enero de 1941, procedentes ambos del campo de trabajos forzados de Fallingbostel. Se calcula que más de 120 000 personas fueron asesinadas en Mauthausen mediante las cámaras de gas móviles de monóxido de carbono, las tristemente famosas cámaras de gas “Zyklon B”, la congelación mediante duchas frías y posterior exposición a temperaturas heladas a la intemperie, los experimentos médicos abominables, los tiroteos indiscriminados, los ahorcamientos, la electrocución, los fusilamientos y sobre todo, el hambre y las enfermedades propias del hacinamiento, la suciedad, los malos tratos y la falta de higiene y de atención médica.

Tomás González Hurtado, que había nacido en Fuenlabrada el 7 de marzo de 1907, recibió el número de prisionero 6.618 tras su entrada en Mauthausen. Apenas seis meses después de su ingreso en este campo de concentración, el 30 de junio de 1941, Tomás fue transferido al campo anexo de Gusen donde, según los documentos del campo, fallecería por causas aun sin aclarar el 1 de enero de 1942.

En cuanto a Emiliano Solana Fabián, nacido en Fuenlabrada el 23 de julio de 1915, recibió el número 6.559 tras su ingreso en el campo de concentración de Mauthausen y consiguió mantenerse con vida hasta la liberación del campo el 5 de mayo de 1945, gracias a las sucesivas derrotas y al repliegue del ejército nazi y al avance de los ejércitos aliados.

¿Y qué fue de nuestro vecino Emiliano tras su liberación? Nada sabemos, ya que para él no era posible volver a España, y mucho menos a Fuenlabrada donde se arriesgaba a ser reconocido y a sufrir las represalias de las autoridades franquistas locales. Durante todos estos años de anonimato forzoso su historia ha permanecido olvidada por su propio pueblo, si bien desde ahora que comienza a ser posible recordar su memoria es muy posible que gracias a futuras investigaciones se puedan encontrar nuevas pistas que nos aclaren la respuesta a ésta y otras preguntas.

POSTDATA (8 de febrero 2019)

Diez años han pasado desde que escribiera este pequeño artículo. Muchas cosas han cambiado entonces en el mundo y en mi vida, así como en el volumen de información y de documentación accesible a través de internet que de otro modo permanecería por siempre oculta e ignota para mí.

Es por ello que hoy, 8 de febrero de 2019, tengo que volver sobre mis pasos para hacer una rectificación a este artículo: Emiliano Solana Fabián, según un documento que acabo de recibir, no es natural de "mi" Fuenlabrada, sino de Fuenlabrada de los Montes, provincia de Badajoz.

Esta rectificación no afecta en nada al resto de información tanto de un deportado como del otro: todo está documentado, el resto del artículo contiene información fiable y correcta. Simplemente el lugar de nacimiento, por simplificar, aparecía en los documentos que hasta ahora había consultado como "Fuenlabrada" cuando en realidad era el florido, bello (y largo) nombre de "Fuenlabrada de los Montes".

¿Y qué fue de él tras su liberación? Me preguntaba hace diez años... Pues un par de cosillas he podido saber: que en los años 50 emigró a Sudamérica, pasando al menos por Argentina y Brasil, donde vivió algunas aventuras singulares que quedan fuera de esta investigación y que tal vez algún día cuente cuando escriba sobre los deportados del pueblo hermano de Fuenlabrada de los Montes, puesto que el número de deportados de este pueblo asciende ahora de cinco a seis: Felipe Barbo Ramírez, Vicente Camarero Picatostes, Ginés Higuera Toledo, Félix Campos, Antonio García Rodríguez y Emiliano Solana Fabián.... Espero tener fuerzas y salud para afrontar ese proyecto algún día.

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